Raúl Rivero.
Si estoy seguro de que Manolo Fraginals ha muerto, es sólo porque no me ha vuelto a llamar para pedirme un trabajo que le debo:
– Una entrada, me hace falta que me mandes una entrada de mil palabras sobre el periodismo independiente para la enciclopedia que estoy preparando. Te llamo la semana que viene.
Para él nunca llegó esa semana, sino un limbo de once meses que lo depositó luego en su tumba.
Raúl Rivero (RR): ¿Cuál es tu ocupación preferida?, le había preguntado yo, en 1985, aquí en La Habana.
Manuel Moreno Fraginals (MMF) El trabajo, me dijo.
RR: ¿Y cuál es tu distracción preferida?
MMF: Otro trabajo, respondió enseguida.
Por eso, el silencio cósmico que vino después de su llamada me adelantó la certeza de que Manolo estaba en el trámite del viaje final.
Me gusta compartir con los lectores de la Revista Hispano Cubana unas conversaciones que sostuvimos el autor de El Ingenio y yo, cuando éramos otros dos hombres y, sobre todo, otros dos escritores.
Me gusta que sepan que Manolo, un gran lector de poesía, recordaba muchos versos de memoria, pero, en el plano privado, con amigos, obligado a decir los que más lo conmovían, citaba siempre estos dos de Nicolás Guillén:
iba yo por un camino / cuando con la muerte di.
Y este otro de Eliseo Diego:
Extranjeras, las vacas, soñando / con sus fábulas tontas, enormes / y calladas y justas…
Es bueno que se conozca que, de niño, Moreno fue D’Artagnan y luego Athos, a veces, un poco Bufalo Bill, después de adulto preferí ser yo mismo.
Cuando le pregunté qué era exactamente para él la muerte, respondió lo siguiente: – Dejar de hacer estas cosas, para que lo que hemos hecho en forma de libros, hijos, enseñanza, continúen haciendo
Quería, según me confesó una de aquellas tardes del verano de 1985, que no inscribieran en el sitio donde lo enterrarían ningún epitafio. – Me gustaría ser enterrado a flor de tierra y que mi epitafio fuese la yerba misma.
Como el diálogo tuvo de todo y hablamos de muchas cosas, voy a transcribir fragmentos que selecciona el periodista que soy ahora de la conversación con Manuel Moreno Fraginals, el historiador lúcido, de prosa esbelta y limpia, el hombre que quiso y que fue.
RR: Qué puede, en su opinión, malograr el talento?
MMF: El talento nunca se malogra: lo que se malogra es el uso del talento. Por experiencias personales respecto a jóvenes talentosos, diría que han contribuido a malograrlos o, por lo menos, a entorpecer su desarrollo , la burocracia, el dogmatismo, el ascenso precipitado a posiciones directivas para el ejercicio de las cuales aún no se ha madurado, la ausencia de verdaderos maestros.
RR: Qué es para usted la belleza?
MMF: No sé definirla. Pero es algo que siempre está a nuestro lado. La cuestión es verla.
RR: ¿La encuentra a menudo en la vida?
MMF: Hasta en este cuestionario, que es el colmo.
RR: Para usted, ¿qué es lo cubano?
MMF: Una forma de ser, enraizada en una experiencia viva, que conforma en uno un sentido peculiar del ritmo, del color, de la forma. Del sentido último de la vida, del tiempo…
RR: Si tuviera que definir mediante un símbolo la cubanía, ¿cuál sería ese símbolo?
MMF: Como la cubanía es una totalidad, no un detalle, nunca sabría simbolizarla. La palma es cubana y puede no serlo. La totalidad del paisaje, palma, montaña, caña, llano, mar, cielo no necesariamente azul, con olor a ingenio cercano y pólvora guerrillera, y orgasmo, sería un símbolo (siempre incompleto) de lo cubano. Creo que en algunas danzas de Lecuona (el símbolo no ha de ser necesariamente gráfico, también auditivo) está el símbolo mejor logrado de la cubanía.
RR: ¿Cuál es la obra maestra de la naturaleza?
MMF: La pareja humana.
RR: ¿Cuál es la virtud que más le impresiona?
MMF: La ternura
RR: ¿Cuál es el defecto imperdonable?
MMF: La envidia nacida de la frustración y el engreimiento.
RR: Al final, ¿cuál es el destino que deplora?
MMF: Ser inútil.
RR: Su lema
MMF: – Si mi pluma valiera tu pistola de capitán, contento moriría.
RR: ¿Cuál es el momento más hermoso de su existencia?
MMF: Mi nacimiento, porque empecé a ser.
RR: ¿Y el más terrible?
MMF: No ha llegado.
RR: ¿Qué es la felicidad?
MMF: Vivir creadoramente, haciendo hijos, formándolos; haciendo libros; enseñando, amando…
RR: Defina la desgracia
MMF: No está en mi diccionario.
RR: De lo cotidiano, ¿qué es lo que más le molesta?
MMF: Lo cotidiano innecesario, asumido por falta de espíritu creador.
RR: ¿Cree en la amistad?
MMF: Naturalmente.
RR: ¿Por qué?
MMF: De no creer en la amistad todo lo que he dicho anteriormente carecería de sentido.
RR: Una cita o un pensamiento que con frecuencia le agrade recordar.
MMF: –Yo bien se la fonte que mana y corre aunque es de noche – San Juan de la Cruz.
RR: ¿Qué es lo que más respeto le inspira?
MMF: La obra creadora del hombre.
RR: ¿Cuál es su mayor esperanza?
MMF: Ser más útil.
RR: ¿Cuál es su pintor preferido?
MMF: No tengo preferencia concreta. De los cientos de cuadros originales que he visto, se han grabado indeleblemente en mi, Las Meninas, de Velásquez; El Entierro del Conde Orgaz, de El Greco; La destrucción de Guernica, de Picasso. Todo español, ¿no?
RR: Su músico.
MMF: Nunca pienso en músicos, sino en piezas musicales concretas. Oigo diariamente música y, aunque en distintas gradaciones (no estéticas, puras, sino afectivas) paso de una misa gregoriana a Mozart, a Bartok, a la Charanga de Odilio Urfé tocando El Bombín de Barreto, o a Art Tatum al piano.
RR: Su escultor.
MMF: Esos indios anónimos que tallaron las piedras de Palenque, en Méjico.
RR: Su actor.
MMF: Serguei Bondarchuk
RR: Su narrador
MMF: José Martí (hablo de sus Crónicas).
RR: ¿Cuál es el descubrimiento científico que más le ha impresionado?
MMF: La teoría de la relatividad y la moderna y siempre cambiante esfera de la computación.
RR: Su deporte.
MMF: El fútbol rugby
RR: Su color preferido.
MMF: El naranja
RR: Su bebida.
MMF: El jugo de naranja sin colar.
RR: ¿Cree usted en la inspiración?
MMF: Sí. Es una idea que surge brillantemente después que uno ha trabajado y pensado como un burro día y noche.
RR: Defina el amor.
MMF: Prefiero vivirlo, no definirlo
RR: De los misterios que el hombre enfrenta en la vida, ¿cuál lo subyuga?
MMF: El hecho mismo de vivir.